En general el futbol que nos gusta es más o menos el mismo.
Coincidimos, casi, en lo que esperamos encontrar cuando vamos a la cancha o vemos un partido por TV. Mas difícil es encontrar coincidencias en el análisis que cada uno hace de lo que el futbol, los partidos, los jugadores entregan.
A menudo no nos ponemos de acuerdo en lo que cada uno vió. Eso pasa en este mundial y con esta selección. Cada cual opina a favor o en contra del estilo, del planteo, los jugadores, Tevez, Veron, Heinze o Maradona de acuerdo a su gusto personal, seguramente influenciado por la ojeriza o el amor que cada protagonista le genera.
Mil opiniones y formas de ver.
Todos basados en la observación de los mismos partidos. Es notable, que existan tan diferentes niveles de apreciación.Es lo notable y fantástico de este juego..
Lo que sigue es un intento de expresar lo que veo de esta selección, despojado de los prejuicios que los jugadores y el DT puedan generarme.
Primero que nada, me parece, veo, que el equipo no juega.
No es que juegue mal a algo. No juega.
No hay un equipo, ni un juego de equipo.
Y esta situación más allá de la responsabilidad de los jugadores.
Más allá de que JSV me parezca menos jugador de lo que han contado siempre, que Heinze cada día me parezca más torpe y negado para su función (la de futbolista) o de que juegue Tevez o Di María o Pastore o Palermo.
Lo que falta es una idea de juego, un plan, un estilo.
Y esto es responsabilidad de la conducción.
Dicho esto podremos discutir a cada jugador en el plantel, entre los titulares o en el banco. Pero, más allá de los jugadores, lo que falta es un estilo, una propuesta de equipo, un “jugamos a esto” que los contenga y los potencie.
Argentina no lo sabe ni lo muestra en la cancha.
Si alguien de por acá puede describir o identificar a qué juega la selección se agradecerá la explicación.
Si alguien puede decir cuál es la táctica y la estrategia, bienvenido.
Que lo cuente. Yo no la veo. No la descubro.
Es cierto que no es fácil conseguir un estilo, un patrón de juego.
Especialmente a partir de un rejuntado de jugadores para un campeonato de un mes
Pero se puede, se ha hecho. Brasil lo tiene, España, Alemania, Chile, Japón...
No importa si el estilo, el plan va a ser ofensivo, contragolpeador, de toques cortos, de pelotazo, defensivo, especulador.
La idea es que sea cualquiera pero alguno.
Definir a que jugamos.
Jugar a algo es mandatorio para definir la existencia de un equipo en vez de un amontonamiento de jugadores que resuelven en base a acciones individuales y esto es lo que me parece mejor define a la selección argentina actual.
Un grupo de individualidades de buen nivel que logran sacar adelante el resultado con actuaciones personales alternativamente sobresalientes.
Hoy se gana por Tevez, mañana por Messi, pasado por Higuain.
Nunca el equipo.
Solo eso. Se gana.
Poco para algunos.
Para otros, lo único que se necesita.
Para poder jugar a algo, para tener un estilo (cualquier estilo) se pueden identificar e intentar por lo menos con dos caminos de búsqueda:
- Uno, lograr la mecánica y funcionamiento del sistema ordenado desde el banco con mucha repetición y obediencia de los players (Modelo Chile o japonés) o disponiendo de jugadores genéticamente preparados para lo que se busca, "con el chip" de un tipo de funcionamiento ya instalado desde fábrica (Holanda/Alemania/Japón).
- La otra forma es conseguir un estilo un funcionamiento con un conductor, manejador en la cancha que resuelva el "que" hacer en cada momento del partido en función de la táctica que el grupo técnico haya resuelto. Juntar buenos solistas y disponer de un director de orquesta. Alguien como Iniesta en España, Sneijder en Holanda y quizás Kaka en Brasil.
Cualquiera puede fallar.
Argentina ha transitado en la historia reciente por ambas alternativas.
- El modelo 2002 de Bielsa trató con la primera opción. La pobreza de recursos e ideas del modelo elegido y la poca docilidad a la adaptación a ese esquema de los jugadores dio un equipo aburrido, sin variantes y fácilmente neutralizable.
- El 2006 de Peckerman y la continuidad con Basile/Batista probaron con la 2da. alternativa. Construyeron sus equipos alrededor de una intención de juego de traslado con pases cortos, progreso en ataque construyendo jugadas, defensa en bloque, mas ideas que velocidad. Eso en la cancha trataba de ser resuelto por JRR.
La primera versión declarada de “su selección” era “con Román para que me maneje todo”.
El sorpresivo retiro de JRR, trató de ser compensado con la "alternativa natural (!!)" : JSV.
La cosa no anduvo.
Porque JSV no es siquiera parecido a JRR como jugador.
Ni en juego, ni en manejo, ni en inteligencia táctica.
JSV ha sido un aceptable mediocampista de acompañamiento por el lateral derecho, algo así como un N° 8 antiguo, con cierta pegada, poco sacrificio, nula gambeta , devenido a estratega en los últimos 3 o 4 años más producto del marketing periodístico que de su realidad futbolera.
Nunca fue JSV la manija o el estratega de los equipos que integró.
Fue un jugador con una trayectoria importante para su propio curriculum pero no desde la influencia de su juego en esos equipos.
Se desarrolló en equipos y planteles de nivel, pero siendo él, apenas uno más.
Hasta que llegó a este EDLP, construido por y para él, y en ese contexto de club de barrio, dueño de la pelota y las camisetas, sí funciona como el eje del equipo, mas por imposición que por condición.
Eso en la selección no pasó nunca. JSV nunca pudo hacer jugar a la selección "para él" como pasa en EDLP.
Ni con la ayuda interesada del periodismo, ni con la bondad voluntarista de algunos hinchas que quisieron encontrar en JSV el líder futbolístico del equipo, la cosa funcionó.
Se perdió y se jugó mal en eliminatorias
Ante el fracaso y la clasificación en peligro, Maradona optó por el cambio de libreto y “evolucionó” hacia una 4-4-2 táctico y conservador, más cercano a Mourinho que a Basile o a Sabella, con JSV ya no como el manejador del equipo sino como un entretenedor de la pelota y lanzador de pelotazos a los “de arriba”.
Así se termino la eliminatoria, se jugaron algunos amistosos y se consiguieron algunos resultados.
Como sea, se intentaba jugar a algo.
El resultado en juego era feo, mezquino, ordinario y mediocre pero había un plan.
El problema es que, ya clasificado, una vez más Maradona fue preso de su propia personalidad y mutó en una nueva versión. Ya el 4-4-2 le pareció poco para su gloria.
Como en toda su vida, Maradona quiere todo y lo quiere ya.
Quiere y arranca el mundial con JSV, pero quiere y mete a Tevez y baja a Messi casi hasta el medio.
Para eso saca uno del fondo y manda a Gutierrez a jugar de un híbrido que no resultó ni 4 ni 8. Ni carrilero ni marcador.
El resultado es un androico 3-4-1-2 con el que el equipo no funcionó.
Entonce Messi, no es enganche ni conductor y apenas deambula apilando muñecos en los alrededores del área,para tratar de convertir "sus goles".
Teves no juega de Teves , no es delantero, ni carrilero ni enganche pero hace un poco de todo .Y juega más mal que bien.
JSV no encuentra su lugar y sale.
Los buenos resultados son consecencia del merito ocasional de alguno, de la inspiración individual, y nunca de todos. La suerte acompaña y la corporación también.
Se ganó el primer partido pero la misma pregunta que nos hacíamos en esta mesa “¿de qué juega JSV en este esquema?” se la debe haber hecho Maradona, o lo que dicen es el hemisferio estratega de su cerebro, el negro Enrique.
Entonces, ante la fea realidad, JSV salió del equipo y se volvió a un "original" 4-3-1-2, mas parecido a los "Bocas de Bianchi".
Un esquema que requiere de un Iniesta, un Kaka, un Sneider , un armador /conductor con la 10.
El problema es que en la selección se pretende utilizar para esa función a Messi, un pibe muy habilidoso, con una capacidad de maniobra y gambeta en velocidad casi inédita pero carente de lucidez estratégica.
Un crack que puede dar un pase exquisito en una jugada puntual pero dificilmente, pueda hacer jugar a un equipo a su compás, a su ritmo, con su batuta.
Notable para arrancar y dejar atrás a tres rivales antes de pegarle al arco pero incapaz de entender donde desarrollar mejor su juego en cada momento del partido. Y menos aún con lucidez para resolver qué juego conviene al equipo en cada momento.
Por eso, este equipo, es un conjunto, en general, de muy buenos solistas, de muy buenos músicos pero sin un director que les reparta las partituras, les escriba los arreglos y les marque quien y cuando tocar. Y se nota en la cancha.
Y la batuta, la conveniencia del negocio hace que se la entreguen al mejor solista, al mejor instrumentista, al más talentoso, pero que se nota, todavía no está para director.
En el ambiente del tango cuentan que muchos de los mejores tangos le deben más a la “goma de Pichuco” que al lápiz del autor original.
El director de la orquesta siempre es más importante que cualquier solista, porque los hace mejores a todos. Y los grandes solistas saben y reconocen esto, por eso subordinan su genio a la batuta del maestro.
Por eso esta Argentina juega y ha jugado mal.
O no juega.
Porque no hay director que maneje un plan, una propuesta.
Porque los "geniales" ejecutantes nunca han subordinado su genialidad a la maestría del conjunto, al sonido del conjunto, siempre han tratado (y tratan) de que su instrumento sea el que sobresalga.
El equipo no existe y solo gana y obtiene resultados en base a individualidades.
Es una orquesta que no suena como tal.
Nadie puede ir a escuchar al conjunto, solo se pueden apreciar los “solos” de algunos buenos ejecutantes.
A muchos espectadores les alcanza con eso, con el solo de guitarra, violín o corneta.
Con saber que el mejor bajista es el nuestro o que nadie hace los solos de piano que puede hacer nuestro pianista.
Muchos están satisfechos con que algunos "críticos" especializados y el entrenador y su corte declamen, les cuenten, lo bien que suena la banda, lo afinado del último concierto.
Festejan que ese grupo de buenos músicos tocando cada cual en su tono, parezca una murga ensayando en vez de una gran orquesta.
A los melómanos futboleros ya nos dolían los ojos, ahora nos duelen los oidos.
Salute